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Mostrando entradas de enero 28, 2010

LA PUTA DE BABILONIA - Fernando Vallejos

Debo aclarar que nunca he leído una serie de calificativos tan bien ordenados y exhaustivos como los que dan comienzo al libro de Vallejos sobre la Iglesia Católica. Lo he leído y recomiendo "fervorosamente" que ateos o no, se acerquen a esta magnífica obra. "La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó a Constantinopla y baño de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la Ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafado

SEGUNDO CONGRESO DE ATEISMO en Argentina

Segundo Congreso Nacional de Ateísmo 2, 3 y 4 de abril de 2010 Elegimos la libertad, rechazamos el dogma. América Latina ha sufrido el abuso de quienes han impuesto el pensamiento único, basado en la verdad revelada, todavía no contamos con estados verdaderamente laicos, no somos ciudadanos verdaderamente libres. En 1810 se inició en el territorio denominado Provincias Unidas del Río de la Plata la llamada Revolución de Mayo, se derrocó y expulsó al gobierno apéndice del poder absolutista que en ese momento reinaba en España. La emancipación fue el primer paso hacia la libertad de los habitantes de estas tierras. El Bicentenario no nos encuentra verdaderamente libres, porque no nos hemos emancipado de los dogmas, tabúes y prejuicios que arrastramos pesadamente desde tiempos inmemoriales. Los ciudadanos argentinos seguimos subordinados a una moral hegemónica, arraigada y dispersa en nuestra cultura y por lo tanto en nuestra legislación. Todavía en las normas jurídicas no se reconoce al